SEGUNDA B, AL BORDE DEL COLAPSO.

09.01.2011 13:00 de  Redacción esFutbol   ver lecturas

Se acabó. El actual modelo de la Segunda División B no tiene futuro. La crisis económica se ha cebado en una categoría sin viabilidad, sin posibilidad de generar recursos, con numerosos clubes que no podrán competir hasta Mayo. La irresponsabilidad de dirigentes que confeccionaron presupuestos irreales, en algunos casos tras salvar la categoría en el plano administrativo el pasado mes de Agosto a golpe de pagarés, lleva a la deriva a Instituciones históricas o emergentes. Nadie está a salvo.

El anuncio de huelga inminente por parte de plantillas como Cultural Leonesa, Unión Estepona o Polideportivo Ejido evidencia que los campeonatos quedarán absolutamente falseados. La retirada de clubes, fenómeno frecuente en Tercera División en las dos últimas temporadas, se extenderá a la División de Bronce por la acumulación de deudas. Para mayor gloria de quien responsabiliza de la situación a futbolistas que debieron en su momento reducir drásticamente sus salarios para hacer viables los proyectos. Ni por esas. Antes, con nóminas más elevadas, no percibir una o dos mensualidades no era un golpe mortal. Ahora, con centenares de mileuristas en las plantillas de clubes de Segunda B, no cobrar durante tres meses equivale a la bancarrota.

El mercado de invierno provocará numerosos movimientos. Varios clubes dejaron claro a sus futbolistas que tendrían las puertas abiertas para buscar equipo. En la mayoría de los casos, a costa de perdonar las cantidades adeudadas. Será un arma de doble filo. En la actualidad poco más de una docena de entidades (dejando al margen a los filiales, con una realidad económica de naturaleza diferente) responden al día del pago de salarios. O con un leve retraso. Pocos más acumulan una deuda de un mes. Incluso algunos de estos clubes solventes caerán en el pozo de los incumplidores porque sus arcas se quedan paulatinamente vacías, carentes de recursos. Estos clubes intentarán aumentar su competitividad asegurándose los mejores elementos de equipos quebrados en el plano económico. ¿Podrán responder a sus compromisos hasta el final?

No sólo los dirigentes son responsables de este panorama desalentador. Los presuntos "grupos inversores" que se autodefinen como salvadores y que en lugar de aportar capital aspiran a administrar eventuales ayudas de las Instituciones Locales o Provinciales, tampoco son la solución. Sin dejar de lado a aquellos jugadores (y sus agentes) que aceptan propuestas de clubes con un amplio historial de incumplimientos a la hora de satisfacer los salarios.

Urge acabar con los planteamientos fantasiosos de quien pretende militar en Segunda B sin tener una mínima estructura, ni un potencial económico mínimo para afrontar la temporada. Ochenta equipos en una categoría a las puertas del fútbol profesional es una monstruosidad. Inédita en Europa. No hay un solo país cuya Tercera Categoría en el escalafón cuente con semejante número de participantes. Alemania, Francia o Inglaterra tienen una Tercera División (equivalente a nuestra Segunda B) con un solo grupo. Italia con dos. La amortización de plazas se tiene que acabar. Y terminará con la normativa actual. Nadie en su sano juicio repetirá la experiencia de la UD Almería, que abonó cerca de 700.000 euros para ocupar la plaza que dejó vacante el Atlético Ciudad. ¿Quién podrá cubrir las deudas, por ejemplo, con la plantilla del Polideportivo Ejido o de la Cultural Leonesa si definitivamente deben renunciar a la categoría?

Una última observación. Quienes sueñan con una Segunda A con dos grupos, deben archivar la idea. La LFP no abrirá las puertas a una ampliación de la categoría por un sencillo motivo. Se deberían repartir los ingresos, en recesión, entre muchos más clubes. Algo que no aprobarán los dirigentes de quienes actúan en las dos primeras divisiones.