¿Qué ola futbolística viene ahora…? 1 de 2.

23.04.2024 00:00 de  MAROGAR .   ver lecturas

“Gutemberg únicamente quería ganar dinero con la impresión de la Biblia y, sin embargo, la imprenta catalizó la revolución científica y la Reforma protestante, por lo que se convirtió en la mayor amenaza para la Iglesia católica desde su fundación”. (Mustafa Suleyman).

                 Resulta dificultoso predecir por dónde evolucionará el futuro del fútbol. Porque, aunque sea normal que toda evolución estará condicionada a las individualidades que van surgiendo y a las apuestas colectivas que diversos entrenadores formulan, el juego ahora mismo está excesivamente mediatizado con el sistema de decisión de los árbitros y la clarificación confusa de las Reglas. Porque, curiosamente, se han incorporado nuevas tecnologías para “ayudar” a los árbitros y en la práctica está complicándose el entendimiento del juego y sus pautas normativas con un efecto “boomerang” negativo.

                Conceptualmente, me pareció una buena fuente de información lo que Mustafa Suleyman plasmó en su libro “La ola que viene”, respecto a los subtítulos de la “Tecnología, poder y el gran dilema del Siglo XXI”. Y encontré clarividentes premisas, así como excelentes conclusiones, sobre lo que debiéramos esperar en la evolución del fútbol, apoyado por las nuevas técnicas en auge entre ellas la “Inteligencia Artificial”.

               Por ello, transcribo un pequeño glosario de términos clave: “El angosto camino”, definido como “La posibilidad de que la humanidad establezca un equilibrio entre una actitud receptiva y cerrada a la hora de contener las tecnologías de la ola que viene, evitando resultados catastróficos o distópicos”. Y ese permanente divagar actual sobre sus “dilemas”: “La creciente probabilidad de que tanto las nuevas tecnologías como la ausencia de estas pueda conducir a resultados catastróficos o distópicos, o ambos”. 

                Pero hay más explicaciones útiles: “Inteligencia Artificial” es la ciencia que enseña a las máquinas a aprender habilidades humanas, mientras que la inteligencia artificial general es el punto en el que la “IA” puede llevar a cabo todas las habilidades cognitivas humanas mejor que los seres humanos más inteligentes. La inteligencia artificial capaz, por su parte, es un punto intermedio entre la “IA” y la “IAG” en el que estos sistemas pueden realizar una amplia gama de tareas, pero están lejos de ser totalmente generales”.

                  Por supuesto, “La ola que viene es un conjunto emergente de tecnologías relacionadas centradas en la inteligencia artificial y la biología sintética cuyas aplicaciones transformativas empoderarán a la humanidad y presentarán riesgos sin precedentes”. Pero ya he insistido antes que “El discurso actual en torno a la ética y a la seguridad de la tecnología es insuficiente”.

                 (…) ”Aunque es difícil catalogar en el fútbol por dónde empezamos a confiar en la “IA”. Sobre todo, si nos encontramos con estas reflexiones bien versadas: “La historia de la humanidad puede contarse a partir de estas olas; nuestra evolución desde primates vulnerables subsistiendo en la sabana hasta convertirnos, para bien o para mal, en la fuerza dominante del planeta. Los seres humanos somos una especie tecnológica por naturaleza”.

                 Es tremendo pensar que la evolución del fútbol debiera venir por el mundo de las tecnologías artificiales. Pero, ¿encontraremos otros modos y maneras para que un futbolista pueda recuperarse y rendir de nuevo después de una rotura de ligamentos de una de sus rodillas? ¿Seremos capaces de intervenir a tiempo de que un futbolista supere tan grave momento cuando su corazón “revienta” en un proceso de esfuerzos continuados a más de 200 latidos por minuto? ¿El entrenamiento biológico adecuado a cada jugador podrá obtenerse por inteligencia artificial? Parecieran asuntos de menor cuantía cuando la tendencia actual está más encaminada a facilitar datos y conclusiones maravillosas para que los entrenadores diseñen nuevas tácticas y estrategias ganadoras…

                (…) “Lo irónico de las tecnologías de uso general es que en poco tiempo se vuelven invisibles y las damos por sentadas. El lenguaje, la agricultura o la escritura fueron tecnologías de uso general centrales en una primera ola y constituyeron la base de la civilización tal y como la conocemos”. De hecho, mirando hacia atrás, “Un importante estudio cifró en veinticuatro el número de tecnologías de uso general que han surgido a lo largo de toda la historia de la humanidad, e incluyo inventos que van desde la agricultura, el sistema fabril, el desarrollo de materiales como el hierro y el bronce hasta la imprenta, la electricidad y, por supuesto, internet. No son muchas, pero son importantes; por eso en el imaginario colectivo todavía usamos expresiones como la Edad del Bronce o la era de la navegación a vela”.

                 Por lo mismo, aunque mantengamos a flor de piel nuestro escepticismo, es imparable la evolución del conocimiento y sus desarrollos tecnológicos previos. Y las guerras evolutivas aparecen con amenazas, ahora mismo está habiendo una tendencia a “prohibir” a los niños el uso de teléfonos móviles inteligentes cuando, bien orientados, significaría un desarrollo sin igual de sus inteligencias innatas. Es como esa lucha permanente de los malos entrenadores en “anular” las creatividades individuales y que éstas queden “supeditadas”, más bien entoñadas, porque las acciones singulares de los regateadores podrían perjudicar a la táctica colectiva.

                (…) “A la larga, la tecnología acaba por madurar, se integra y se torna ampliamente accesible”. (…) “La mayoría de los profesionales de la tecnología están atrapados en las minucias del presente y sueñan con el mañana”. (…) “La tecnología existe en un sistema complejo y dinámico, es decir, el mundo real, en el que las consecuencias de segundo, tercer o X grado se propagan de manera impredecible”. (…) “En un lapso de unos cien años, las sucesivas olas llevaron a la humanidad de la era de las velas y de los carros de caballos a las centrales eléctricas y las estaciones espaciales. En los próximos treinta años, va a ocurrir algo similar. En las décadas venideras, una nueva ola de tecnología nos obligará a enfrentarnos a las cuestiones más fundamentales que jamás se haya planteado nuestra especie”.

               23.abril.2024.