Los maestros siempre enseñan algo nuevo.
“El secreto del éxito es que odiamos perder”. (Scott Carson).
Nos creemos que sabemos ya todo de Pep Guardiola por más que hayamos vivido muchos partidos dirigidos por él, tanto en Barcelona, Bayern Münich o Manchester City; así como sus infinitas declaraciones sobre fútbol. Y, sin embargo, siempre existirá algo que desconocemos si no tenemos la inquietud de “adivinarlo”, una máxima aprendida de “La Ignorática”.
Recurrí en esta ocasión al tercer libro que Marti Perarnau escribió: “Dios salve a Pep: Retrato de una coronación”. Allí hemos podido bucear en cuestiones poco conocidas del entrenador catalán. Perarnau nos llega a presentar a un entrenador más humanizado de lo que le presuponemos: “El líder carismático al que sus hombres escuchan con embeleso y delectación porque les ha demostrado mil veces que el suyo es el camino del éxito… El irritable, el iracundo, el bondadoso, el apesadumbrado, el dubitativo, el irónico, el histriónico, el estoico, el eufórico, el apasionado, el cerebral y, en los últimos tiempos, también el tranquilo. Todos los Guardiola que hay en Pep”.
También leemos que Guardiola maneja sus cuatro grandes fundamentos del juego, a saber:
1. Zagueros, con buena salida de balón.
2. Laterales interiorizados.
3. Interiores libres.
4. Extremos abiertos y sujetos a la banda.
“Los zagueros centrales deben defender su área como cualquier defensa, con sus mismas habilidades, pero han de ser excelentes en el “build up”, la salida de balón… deben permanecer cerca del círculo central, a cincuenta metros de su portero, para seguir empujando hacia arriba. Veloces, atrevidos y capaces de asumir el riesgo”.
“Los laterales… ya no podemos seguir viéndolos como los tíos que defienden en la banda y, de vez en cuando, suben a atacar por el carril. Ahora han de ser centrocampistas que se mueven entre el apoyo del medio centro en la zona central y el despliegue en la banda para defender cuando toque… Jugando con laterales interiores puedo pensar en tener centrocampistas de menos toque y más llegada, más rematadores, porque tendrán siempre las espaldas cubiertas.
“Los centrocampistas tienen que ser complementarios… para juntarse en cualquier parte del ataque, para buscar el gol y para marcar el ritmo al que debe jugarse en cada momento”.
“Y los extremos, tras su paso por Alemania, el concepto que Guardiola tenía de los extremos ha cambiado. Extremos muy abiertos, sujetos en la banda, armados de paciencia hasta que les llegue el balón para afrontar el duelo individual por fuera. Los quiere atrevidos y dispuestos al regate para alcanzar posiciones de gol o de pase de gol. El extremo es alguien que ha de pasarse muchos minutos solo, en una banda, prácticamente sin moverse, sin tocar la pelota, sin intervenir. Esperando como un portero, que puede estar cuarenta minutos sin tocar el balón y de pronto ha de hacer una intervención casi milagrosa. En mis equipos, un extremo es como un portero: un tipo especial”.
Nos agrada comprobar que Guardiola ya no ve un modelo único de jugar como cuando ejerció en el Barça y que tantos “papanatas” han proclamado como “modelo único”, doctorando, manteniendo la idea origina como dogma de fe. Y vemos que no, evolución, cambios, evoluciones, como corresponde a una mente innovadora. Viene a decirnos de nuevo: “En todo momento identificamos tres zonas en las que se desenvuelven los jugadores, según su proximidad: Intervención, ayuda mutua y cooperación”.
Ampliando y concretando: “De este modo, definimos lo que es BECA: Balón, espacio, compañeros y apoyo. Son cuatro elementos esenciales que condicionan el desarrollo del juego, que posee numerosas variables, como son la situación de los jugadores y el balón, la distancia entre compañeros y respecto de la pelota, así como respecto de los rivales, más las trayectorias respectivas, la orientación y la organización. Todo ello nos conduce a definir los “espacios de fase” – concepto creado por el ex preparador físico Seiru-lo del FC, Barcelona – como elemento nuclear del juego siempre nos estamos reorganizando”.
“Nuestro juego no es una asociación de jugadas, sino una sucesión estocástica (Que está sometida al azar) de “espacios de fase”. Nuestro equipo se organiza a través de los “espacios de fase” descritos, con todas sus variables, zonas, pasillos y elementos definidos. Y lo hace mediante jugadores universales donde todos hacen todo y siempre se están reorganizando… Buscamos tener en todo momento alguna superioridad, sea numérica, posicional, socio-afectiva, cualitativa o dinámica (espacio-temporal). Y concebimos el nuestro como un “juego de intención”, cuyas siglas resumiríamos en 4P: Percepción, posición, posesión y presión (para recuperar el balón). Y todo esto lo practicamos en el entrenamiento. El entrenamiento no es trabajar, es practicar los sucesivos “espacios de fase” y nuestras reorganizaciones”.
Sin duda alguna, nos gustará más o menos el fútbol de los equipos de Guardiola, pero los mismos tienen esencia, concepto, definición, amplitud de miras, hasta el punto de que sus jugadores le llamarán “pesado”… No obstante, “Dios salve a Pep…”, ante el anuncio de “La peor crisis del City de Guardiola en “Premier Legue” después de la derrota ante el Aston Villa de Unai Emery, dejando al conjunto “citizen” a seis puntos del líder, el Arsenal de Arteta. Así lo escribía (Ramón García, Marca, 7. Diciembre). Sin embargo, Pep Guardiola aseguró: “Vamos a ganar la Premier League”. Después de los últimos partidos fallidos, contra Manchester el City solo intentó dos remates en todo el partido, algo insólito. Mientras que el Aston Villa de Emery remataron 22 veces ante la portería de Ederson, arrebatándole 13 veces la pelota en el último tercio de campo. “Sabemos cual es nuestro nivel y como entrenador tengo que encontrar la manera de ganar partidos. Estamos luchando un poco. Estoy aquí para ayudar a mis jugadores”. (...) Tenemos que encontrar la forma de ganar sin Rodri”.
Salamanca, 20. diciembre.2023.