El falso 9, reinventado". 3 de n/.

"A partir de 1925, la función del "falso 9" adquirió una mayor dimensión al aparecer un movimiento de reacción a la implantación masiva del tercer zaguero". (Perarnau).
23.11.2024 00:30 de  MAROGAR .   ver lecturas

Nos remite Perarnau a datos históricos: "El "falso 9" nació en 1910 gracias a una inspiración genial del uruguayo José Piendibene, fruto de su empatía con el mediocentro escocés John Harley, pero el hecho de que su participación en la selección celeste concluyera en 1922, justo antes de que Uruguay alcanzara a partir de 1924 los grandes éxitos universales, impidió que la formidable astucia de Piendibene como "falso 9" tuviera proyección mundial, por lo que no resultó conocida más allá del Río de la Plata... Para la visión eurocéntrica del fútbol, Piendibene siempre fue un desconocido". Estas informaciones yo nunca las había encontrado plasmadas en documento alguno ni en historias formales del fútbol antiguo. Como mucho, por propia autonomía y experiencia, me remito a las actuaciones de Di Stéfano quien "camuflaba" su excepcional dinámica con esas idas y venidas de delantero centro falso. Pero sigamos conociendo otras informaciones válidas...

(...) "A partir de 1925, la función del "falso 9" adquirió una mayor dimensión al aparecer un movimiento de reacción a la implantación masiva del tercer zaguero (el conocido como "stopper" en la WM). Frente a dicho sistema de juego, la primera reacción del delantero centro consistió en evadirse del marcaje del tercer zaguero, para lo que de entrada decidió retrasar su posición, alejándose de la zona de influencia del "stopper" (central marcador). Fue una decisión enmarcada en la selección natural de las especies, pues el atacante buscaba burlar de este modo el marcaje de un defensa férreo que le impedía demostrar su talento goleador. En dicho proceso, el delantero comprendió que no solo podía escaparse del marcaje, sino que al mismo tiempo también podía lograr que los zagueros adversarios abandonaran el área, lo que como consecuencia permitía liberar espacios para la penetración de sus compañeros de ataque". 

Por lo anterior, recuerdo algo reciente de esa naturaleza visto en el partido París Saint Germain contra Barcelona, en París, en la primera eliminatoria de "Champions" de esta temporada, abril de 2024, cómo la defensa del Barça mantuvo posiciones defensivas con balance suficiente de jugadores a pesar de que los parisinos no pusieron ningún 9 fijo y estable, de hecho, Mbappé se mantuvo echado a la banda izquierda (En mi opinión, excesivamente, quedando a la espera en lugar de introducirse dentro del campo a buscar balones). Su contribución fue distante, por estatismo, por no acudir nunca a zonas centradas de remate. 

"En un caso o en otro, el "falso 9" siempre contribuía a generar superioridad en el centro del campo, lo que le permitía colaborar para que su equipo pudiera atacar de forma más directa por el lugar donde generalmente más daño se puede hacer: el centro de la defensa rival. El falso es el verdadero 9. Los mejores delanteros de la historia han sido "falsos 9", probablemente porque esta sea la manera más eficiente de ejercer como delantero centro, en vez de la que se ha considerado como "clásica" a lo largo de los años y que ha adoptado varias definiciones estereotipadas: un "delantero de referencia", un "delantero de área", un "delantero que fije a los zagueros", un "delantero de toda la vida".

(...) "Estos cuatro clichés dibujan el perfil de un atacante fuerte, alto y valiente que pelea con agresividad contra los aún más aguerridos defensas. Un delantero que vive en el interior del área adversaria esperando que le lleguen balones centrados por sus extremos para rematarlos, y que se mueve dentro de un radio muy limitado para obligar a los zagueros que le vigilan a quedarse fijos y estáticos" (Es típico, a los de mi época, ostentar con el prototipo Santillana, delantero centro por muchos años en el Real Madrid).

Por la misma época, el Atlético de Madrid tenía un delantero centro muy fino, muy elegante en el juego, en el desmarque y en la eficacia goleadora. Precisamente, Gárate era un auténtico "falso 9" que solía desmarcar por la izquierda del ataque en el conjunto del partido. Lo contrario de cómo ejerció en el Atlético el argentino Rubén Cano que llegó a jugar en la Selección Española. 

(...) "Es un tipo de jugador que ha existido y ha abundado en todas las épocas y que ha quedado establecido como el perfil canónico del delantero, a pesar de que siempre convivió con otro perfil diametralmente opuesto, el del "falso 9". Casi desde los orígenes del fútbol reglamentado existieron estos dos perfiles opuestos y antagónicos de delantero centro. El delantero poderoso, alto, fuerte, rocoso. Y el delantero habilidoso, ágil, poseedor de una excelente técnica y una elevada comprensión del juego colectivo. De un lado, la fuerza; del otro, la astucia. Ambos estilos de delantero han coexistido en el fútbol, propiciados por el reglamento y las propias condiciones del juego". 

Salamanca, 23.noviembre. 2024.