"El falso 9, reinventado". 4 de n/

"Pero al mismo tiempo surgieron atacantes de un perfil muy distinto, sutiles y hábiles, que probablemente hoy consideraríamos "falsos 9". (Marti Perarnau)
15.12.2024 10:00 de  MAROGAR .   ver lecturas

"En sus inicios, el fútbol estuvo profundamente condicionado por la dureza y agresividad que ejercían los defensores, por lo que resultaba lógica la aparición, en contrapartida, de atacantes también altos, fuertes y poderosos, dado que debían soportar cargas violentas, que a su vez también ellos infligían a zagueros y porteros. Este tipo de delantero recibía el nombre de "ariete", término que por sí mismo define lo que se buscaba en él y nos remite, también, al juego primitivo. En la primera mitad del siglo XX, cuando el fútbol ya había adquirido carácter colectivo, tras una etapa inicial en la que el juego fue puramente individual, la forma más corriente de atacar consistía en una profundización del extremo por la banda para acabar centrando el balón al área, donde el delantero debía rematar, lo que contribuía a reforzar el concepto del delantero centro como hombre de remate". 

(...) "Pero al mismo tiempo surgieron atacantes de un perfil muy distinto, sutiles y hábiles, que probablemente hoy consideraríamos "falsos 9". Los ingleses G. O. Smith y Harry Stapley cumplían dicho perfil: jugadores habilidosos, los más habilidosos y destacados de su equipo; de movilidad constante, ágiles y poseedores de una excelente comprensión táctica del juego, especializados en generar espacios para los compañeros y en organizar el ataque colectivo. El deber principal de un delantero centro, afirmaba el propio G. O. Smith, consistía en "ser capaz de pasar con precisión". No es extraño que en el nacimiento del falso 9 tuviera tanta influencia el gradual peso específico que fueron adquiriendo los mediocentros dentro del colectivo. Mediocentros como Ernest Needham o Sandy Steel sugirieron con sus inteligentes movimientos que el falso delantero era una opción táctica de indudable relieve, lo que acabó siendo desencadenado por el escocés John Harley cuando llegó a Uruguay y provocó una auténtica revolución, gracias a su estilo de pases cortos y a ras de césped". 

      (...) "Ello propició a su vez que José Piendibene retrasara su posición para unirse al mediocentro, Harley. En ese momento nació el "falso 9". La existencia de dos tipologías de delantero centro tan radicalmente opuestas entre sí es coherente con la evolución vivida en el fútbol. La fuerza y la astucia han sido dos vectores poderosos que han regido dos maneras distintas de concebir el juego, por lo que es lógico que representen también dos perfiles tan diferentes de delantero centro. El "clásico", el que se ha considerado como ortodoxo, encarnado por el delantero fuerte y poderoso, se definía también por ser el atacante más adelantado de su equipo, de ahí que se le haya considerado siempre como "delantero referencia". 

(...) "El "alternativo", el delantero mentiroso, se distinguía no solo por sus habilidades y astucia, sino también por ser el atacante más retrasado de su equipo, de ahí que se le etiquetara de "falso 9". Una gran parte de los mejores delanteros de la historia han sido "falsos 9". Y aún más que eso: los "falsos 9" han sido grandes futbolistas. De Piendibene a Messi, de Sindelar a Cruyff, de Pedernera a Maradona, de Sárosi a Di Stéfano, de Hidegkuti a Gerd Müller, la lista de "falsos 9" de la historia coincide en buena medida con la de los mejores futbolistas de siempre. Delanteros alejados del área, organizadores del ataque, habilidosos, técnicos, inteligentes en lo táctico, con visión panorámica, que vagabundeaban por el campo siempre lejos de los zagueros, provocando confusión y marasmo en los rivales antes de proceder a sentenciarlos".

(...) "Los "falsos 9" han sido los mejores delanteros centro de la historia, por lo que en justicia sería a ellos a quienes deberíamos considerar como los auténticos delanteros centro. La mayoría de ellos no jugó siempre como "falso 9", sino solo en ocasiones. Messi comenzó como extremo derecho, se convirtió en "falso 9" y después evolucionó a su gusto, partiendo desde la posición que él consideraba más adecuada para obtener el mejor rendimiento. Maradona lo fue en el Mundial de 1986, pero ya no en el de 1990. Cruyff lo era muy a menudo en el Barça y con la selección neerlandesa, pero muy pocas veces lo fue con el Ajax. Kopa lo fue en Stade de Reims, pero no en el Real Madrid, porque ahí lo era Di Stéfano, quien a su vez no lo fue en River Plate, ni mucho menos en Millonarios de Bogotá, pues en esos dos equipos la función del delantero mentiroso la ejerció Pedernera". 

(...) "Pelé lo fue con el Brasil de 1958, pero no con el de 1970. Bobby Charlton lo fue en el Mundial de 1966, pero no antes ni después. Don Revie lo fue una temporada (1954-1955), imitando a los húngaros, pero los ingleses se olvidaron pronto de ello. Sócrates jugó como "falso 9" entre 1979 y 1981, pero ya no lo hizo en el célebre Mundial de 1982. Laudrup lo fue en el Barça, pero no en el Real Madrid. Una función compleja".

      Recuerdo una anécdota en mi etapa de entrenador de juveniles, el Salmantino que yo dirigía se enfrentaba en Las Pistas de El Helmático al Arsenal que tenía un delantero centro poderoso, en algún momento del repaso de la táctica debí catalogarlo, Simón se llamaba dicho futbolista, como "delantero tanque". En el juego, córner a favor del Salmantino, el Central Ramón, con voz de barítono, dijo a su compañero Paternina: "Pater marca al "tanque" que voy a rematar el córner". Simón, que oyó el comentario, se enfrentó a los dos jugadores con agresividad diciéndoles: "Cagüen diez, y encima me puteais". Así que en este caso no había un "falso 9" sino un "9 tanque", de los de antes, aunque a Simón le debió sonar a afrenta...

15.diciembre.2024.