Fútbol de "Pedigrí"
“¿Hasta dónde nos predispone todavía la extracción social de las personas que nos rodean? ¿En qué medida somos conscientes de ello? ¿El prejuicio clasista podría llegar a influir en alguna de nuestras decisiones laborales, afectivas o sociales?”. (Walter Riso).
Ya manifesté hace tiempo lo mucho que me molesta la sobre exposición permanente del término “ADN” para definir el estilo de los clubs de fútbol, especialmente el FC Barcelona es muy beligerante, como si solo ellos tuvieran un modelo inimitable; y con dicha expresión se han dedicado a “menospreciar”, sistemáticamente, a los demás. Solo existe, químicamente puro, un fútbol posible.
Jugó el Real Madrid en “Champions” contra el Bayern de Münich, 30 de abril pasado, semifinales, y el propio Carlo Ancelotti convenía en que su equipo no tiene un estilo muy definido del todo, clarificando que según cada momento del partido utiliza formas distintas de comportamientos tácticos que, por otra parte, confunde a los equipos contrarios. Ya lo hizo contra el Manchester City en la eliminatoria anterior, incluso Tuchel como entrenador del Bayern ya anticipó que, a veces, no se sabe muy bien por donde genera el Real Madrid las ocasiones de gol.
Cuando pretendemos que a un equipo de fútbol se le distinga por sus maneras, por su estilo, por su jerarquía en las formas de jugar, esos clubs de fútbol pretenden constituir casi “marca”. Pongamos por caso el Athletic de Bilbao, Real Sociedad, Manchester City, Arsenal, Atlético de Madrid, Barcelona, Real Madrid; incluso equipos de menos relumbrón también aportan comportamientos que exhiben por esos Estadios históricos de Dios. Por ejemplo, sigue siendo indiscutible el estilo River Plate, Boca Juniors, Ajax de Amsterdam, París Saint Germain, incluso un histórico Girondins de Burdeos como cuando Zidane sentaba allí su cátedra futbolística.
Me enfrento mentalmente, a menudo, contra la denominación “ADN” y, sobre todo, por un manejo excesivo de la “propaganda” que ya aburre, por otra parte, presumiendo de un “modelo único” como dogma de fe inabarcable por los demás. En el fondo, el FC Barcelona después de sus números financieros “ruinosos” (Coincidentes con la marcha de Messi y aparición del controvertido caso “Negreira” por “presunta” manipulación de árbitros españoles), está muy necesitado de propaganda institucional a falta de dinero estructural, de hecho, practican un “slogan” permanente, victimista, potenciados por su presidente Laporta y su entrenador Xavi Hernández, quien dimitió “en diferido” a junio, luego recuperado en abril para 2025 y, finalmente, patada y a la calle…
Recientemente, el salmantino Paco Seirul-lo publicó un excelente libro que trata, precisamente, del “ADN Barça”. Cuesta leerlo, lleno de jerga para especialistas, o al menos para gente muy identificada con su manera de ver el entrenamiento y ese mundillo futbolístico. Pongo en duda que este libro pueda extenderse al entendimiento de los jugadores, de otros técnicos y de otras gentes o aficionados que, como yo, están ávidos de información… Porque es difícil interpretar sus pautas fundamentales. Se volvió a caer en la trampa nominada como “ADN BARÇA”…
Me repito. No disfruto, en absoluto, con este tipo de “fetichismos” que acompañan al mundo del fútbol, no disfruto de sus pompas y de sus obras, igual que no me satisfacen las aglomeraciones para que te firmen autógrafos. Aunque a algunos les haga elevarse a estados de ánimo “chulescos”, a expresiones inadecuadas… De ahí que me venga a la mente el concepto de “pedigrí” (en inglés “pedigree”; en francés “pied de grue”).
Por tanto, ni comparto ni asocio esas relaciones “genealógicas” como quien presume de un perro de raza. Esos “fenotipos” heredados que, con descaro, se utilizan “publicitariamente”. “Pedigrí” es un término que sería asociable a esos “equipos de raza” de los que tanto nos gusta presumir, quizás sea una expresión antigua que potencia las cualidades de aquellos equipos que luchaban hasta la extenuación, olvidándome de que sea un método de selección de razas animales.
Muchas veces, las individualidades de los grandes equipos de fútbol son los que consolidan esas marcas “fuera de serie” que aportan un sello inconfundible, un marchamo característico. Y así se presenta esa manera colectiva de competir. Insisto, no me gustan las “distinciones” meramente propagandísticas en la vida normal; y tampoco en el fútbol.
Detesto el “pedigrí” ostentoso en barras de bar o salones, de los licenciados; de los universitarios; de los estudiantes matrícula de honor; de los golfistas elegidos; de los futbolistas ostentosos de relojes y vehículos, etcétera. Cuando nos hablan del “ADN” es como si los demás tuviéramos que aceptar las opiniones ajenas sin rechistar, como si nuestras propias visiones no alcanzasen, como si las cualidades innatas de los jugadores o de los equipos con “ADN” fueran invencibles, definiendo con extravagancia sus aspectos genealógicos.
El “pedigrí” no debe ostentar una cuestión de “poses”, de “postureo“ y “chulerías” implícitas, de “figuritas de salón”, de “señoritingos”, de “fantasiosos”, de actitudes “pitiminís”… Todo ello muy lamentable porque, al fin y al cabo, el fútbol es un deporte de gente madura, aunque joven, que practican un deporte de equipo con el ánimo de superarse a sí mismos y, desde luego, podríamos confirmar que pocos futbolistas disponen de antecedentes familiares de “sangre azul”.
Salamanca, 17. julio. 2024.