Tratar a los futbolistas como humanos con el objetivo de humanizarlos.
“Es importante humanizar a los campeones para no crear monstruos perfectos que en la realidad no existen”. (Mónica Vaillant, ex bicampeona mundial de waterpolo italiana y psicóloga).
Hemos exagerado tanto la nota cuando nos referíamos a Cristiano Ronaldo, o a Messi, haciendo virguerías en el campo de juego, que se nos acabaron los adjetivos superlativos que los elevaban al cielo con aquel “arrastre baboso” de palabras grandilocuentes, pero al fin y al cabo vacías sin el celofán de la propaganda: monstruos, extraterrestres, marcianos, alienígenas, sobrehumanos, ovnis, y un largo etcétera al que juega el periodismo con un espíritu infantil desmesurado.
Hasta que llegamos a la conclusión real a la que nos resistimos: Son personas humanas. Excelentes futbolistas, dignos de admiración, extraordinarios, pero con los pies en el suelo. Por lo que no debemos caer en la adoración del “Becerro de Oro” a unos límites fuera de lo común. De pronto, recuerdo que ahora se está hablando del “ChatGPT”, un sistema con inteligencia artificial capaz de responder a cualquier cosa que le pidas, entrenada para mantener conversaciones de manera que solo tienes que hacerle preguntas de manera convencional y las entenderá. Sinceramente, a mi me gustaría disponer de dichas tecnologías, aunque sea para objetivar la realidad y utilizar en su justo término la manera de percibir las cualidades de los futbolistas.
Precisamente es una de las mayores carencias del fútbol actual, tanto en los sistemas de entrenamiento como en las percepciones futbolísticas en un estadio de fútbol, que la propaganda desmesure las percepciones. Por otra parte, se está dando por sentado que comprar una entrada para ver un partido de fútbol nos da derecho al insulto, a la crítica exagerada, al menosprecio de los futbolistas en cualquier fallo de una determinada jugada, y no digamos cuando se pierden los partidos. Incluso, no solo es potestativo de un aficionado con una entrada comprada, sino que el periodismo “exagerado” a veces se dedica a menospreciar las aptitudes, incluso las actitudes, de determinados futbolistas. Ahora, recientemente, las gradas han caído en la discriminación por razón del color de la piel. Aquí hay un debate muy serio que precisará de mucha información y formación de todo el entorno futbolístico. Pero sería lamentable que las herramientas sirvieran solo para “inventar” nuevos adjetivos vacuos, sino que deberían gestionarse para formar mejor en educación deportiva.
Afortunadamente, el entrenador gestiona personas y no “mecanos”. Muchas veces hemos leído del periodismo: “Fíjense en “Zutano”, lleva 5 goles en 5 partidos saliendo media hora a jugar, mientras que “Mengano” lleva los mismos goles jugando 4 partidos más, y enteros… ¿A dónde nos llevan estas comparaciones tan poco uniformes y, sin duda, tendenciosas? Las estadísticas se pueden manejar a gusto del consumidor con la consabida “malicia” interesada…
Y me quedo con informaciones de este tenor: “A una inteligencia artificial se la entrena a base de texto, se le hacen preguntas y se le añade información, de manera que este sistema, a base de correcciones a lo largo del tiempo, va "entrenándose" para realizar de forma automática la tarea para la que ha sido diseñada. Este es el método para entrenar a todas las “IA”, tanto a la de “ChatGPT” como otras…” Tampoco creo que dichas herramientas deban sublimarse ni siquiera para justificar decisiones no coincidentes. Sin embargo, los entrenadores mezclan muchos factores interrelacionados entre compañeros para su toma de decisiones. Y eso es muy difícil “mecanizarlo” por más herramientas que inventen. Yo diría: ¡A Dios gracias. En Cadena Ser, “Hoy por Hoy Villena”, 29.04.2021, nos hablaron de un nuevo concepto creado por cuatro profesionales que tiene como objetivo la reflexión. “En ocasiones, parece que, entre robots, algoritmos y otros muchos mecanismos y sistemas humanoides, los humanos estemos pasando a un segundo lugar a la hora de decidir a dónde nos dirigimos y cómo dirigirnos hasta allí. Estamos construyendo una sociedad repleta de sistemas humanoides que nos invitan a dejar de pensar, decidir, equivocarnos, olvidarnos de algo o sufrir la frustración de que algún aspecto de nuestra vida no responda a la imagen de nuestros deseos y expectativas”.
Pero, con todo, sería una preocupación trascendente “que dejáramos de ser conscientes para que el pensamiento humanoide nos construya una vida de comodidad, de no decisión, de no esfuerzo, de no error, de no riesgo a olvidar o equivocarnos”. Porque ya hemos entrado en la vorágine de que “el smartphone, el reloj inteligente, la televisión, Alexa, la nevera… nos recuerdan y, peor aún, nos inducen o influyen a decidir nuestra forma de actuar”. ¿Llegaremos a jugar al fútbol con tantos automatismos y ayudas tecnológicas similares?
Yo no lo creo, pero seguro que habrá desarrollos importantes como para beneficiarse positivamente. Ahora mismo se está hablando de unas espinilleras “inteligentes” capaces de llevar ciertos artilugios incorporados como para medir, contrastar estados físicos, obtener ciertas informaciones necesarias, incluso descargar impulsos eléctricos en las piernas que permitan mantener una mejor puesta a punto como para resistir a mejor nivel el conjunto de los partidos.
Y fundamentalmente la humanización de las relaciones aportará mejores equipos y relaciones más positivas entre todos, el concepto de ser un mero número, un objeto casi en una organización, es un estilo a extinguir. Esa sería la máxima aspiración de cualquier tecnología colaborativa de los futbolistas.
Salamanca, 4. Setiembre.2023.